Las herramientas de laboratorio son tan imprescindibles como los reactivos y sustancias con las que se realizan los experimentos. Una de las más importantes es la pinza de laboratorio, un instrumento de metal o de madera que permite sostener firmemente recipientes y otros materiales de vidrio o plástico.
¿Qué son?
Son un tipo de elemento de sujeción que puede ser de madera o de metal dependiendo del tipo de pinza. Las pinzas de metal son aquellas que permiten sujetar diferentes objetos de vidrio (como buretas, matraces y embudos) o realizar montajes más elaborados. Cuentan con una doble nuez para sujetarse a un pie o soporte de laboratorio o a una armadura o rejilla dependiendo del montaje a realizar.
Las pinzas de metal constan de dos partes:
Un instrumento o varilla cilíndrica: Conecta con el soporte o rejilla mediante un seguro de doble nuez. Este seguro permite un ajuste tanto horizontal como vertical y puede girarse para facilitar el montaje.
Una pinza metálica: Similar a unas tenazas. Está compuesta de dos brazos que sujetan el cuello de los frascos o elementos de vidrio mediante un tornillo que se ajusta manualmente. Cada brazo está recubierto con corcho, fieltro, plástico o PVC para evitar el contacto directo del vidrio con el metal.
¿Para qué sirven?
Las pinzas pueden variar de tamaño, materiales, ángulo de apertura y otros detalles. Según el tipo de pinza nos encontraremos con diversas funciones.
Pinza de tres dedos: Puede sujetar varillas delgadas y elementos de diámetros muy grandes, pues su ángulo de apertura llega hasta casi 180 grados.
Pinzas de madera: Son herramientas comunes muy similares a las pinzas de colgar la ropa. Nos permiten sujetar los tubos de ensayo mientras los calentamos o manipulamos. Estas pinzas carecen de soporte, por lo que deben sujetarse por el extremo más largo.
Pinzas de plástico: Estas permiten sujetar recipientes calientes. Algunas, resisten temperaturas hasta 200 °C. Son especialmente útiles para manipular elementos cargados eléctricamente.
Pinzas Fischer: Se les conoce como pinzas para buretas. Poseen una sujeción doble en dos puntos próximos, lo que impide que la bureta se doble.
Pinzas para crisoles: Tienen forma de tenaza o tijeras y cuentan con un extremo adaptado para sujetar un crisol mientras este se calienta a elevadas temperaturas.
Pinzas de disección y pinzas para portaobjetos: Se pueden encontrar en laboratorios de biología y medicina. Se utilizan para sujetar objetos empleados en una disección.